De las 600 invitaciones, solo se repartieron 450. Y, de ese número, apenas 251 invitados asistieron al cabildo abierto. El resto no concurrió porque temía ser agredido o bien porque cuando se encontraba en camino fue disuadido de llegar al edificio por la gente de French y Bertj, ante la sospecha de que era partidario del Virrey.
El tema del día era el pedido para que cesara en el mando del Virrey Baltasar Cisneros. El obispo Benito Lué quien sostuvo que la caída de la junta central no justificaba la remoción del Virrey.
Después de una jornada agotadora, se pasó a votar, resultando 162 votos en contra de la continuidad del Virrey y 64 a favor, 25 de los representantes porque se retiraron antes.
La moción más votada fue la de Cornelio Saavedra, quien a su turno propuso que el mando pasase del Virrey al cabildo, mientras se formaba una junta de gobierno. El mecanismo del funcionamiento de la Junta debía ser determinado por el cabildo. Emitieron su voto militares, empleados civiles, profesionales (en su mayoría abogados) comerciantes y hacendados.
